Novichok y los agentes nerviosos

El crítico más destacado del presidente ruso Vladimir Putin enfermó durante un vuelo en la región rusa de Siberia. Permaneció en coma durante un largo tiempo, aunque finalmente se recuperó de lo que todo apunta a que puede tratarse de un envenenamiento por un gas nervioso, muy probablemente el conocido con el nombre de Novichok.

El nombre Novichok significa «recién llegado» en ruso y se aplica a un grupo de agentes nerviosos desarrollados por la Unión Soviética en las décadas de 1970 y 1980. Fueron conocidas como armas químicas de cuarta generación y se desarrollaron bajo un programa soviético con el novelesco nombre en código de “Foliant”.

Los agentes nerviosos como el Novichok son sustancias químicas altamente tóxicas que impiden que el sistema nervioso funcione correctamente. También se conocen como compuestos organofosforados, y tienen una estructura similar a la de los pesticidas como el malatión. Y por supuesto, pueden ser fatales.

¿Y qué se sabe de ellos? Aunque la variación estructural entre estos compuestos es grande, todos ellos actúan inhibiendo la enzima acetilcolinesterasa (AChE). La AChE es una enzima que actúa regulando la ACh (acetilcolina), que es un neurotransmisor que se encuentra en todo el sistema nervioso. Estos agentes nerviosos inhiben la función de la enzima, provocando la acumulación de acetilcolina, además de un exceso de receptores nerviosos muscarínicos y nicotínicos. La sobreestimulación de estos receptores lleva a disparos incontrolados de estímulos nerviosos provocando síntomas como convulsiones.

En resumen, estos agentes nerviosos dificultan la transmisión de información entre el sistema nervioso y otros sistemas u órganos como el muscular y el corazón, lo que hace que se paralicen. Esto puede provocar la pérdida de muchas funciones corporales que son importantes, como la función del sistema cardiovascular. Por eso, tras la exposición, estos compuestos pueden provocar rápidamente síntomas muy incapacitantes y potencialmente mortales.

Como hemos visto en muchas películas de espías, estos agentes nerviosos pueden presentarse en diferentes formas, incluidos el polvo y el gas, pero tienden a ser un líquido que puede filtrarse a través de la piel. ¿Podéis imaginaros la reacción de una mosca cuando se la rocía con un repelente de insectos, cayendo de espaldas y temblando? Los síntomas que provocan se asemejarían a esta escena no demasiado agradable. Añadid contracción de las pupilas, convulsiones, babeo y, en el peor de los casos, coma, insuficiencia respiratoria y muerte. Y así tenemos el terrible final digno de novela que le esperaría a un espía atacado con uno de estos potentes agentes químicos. Su efecto sería cuestión de segundos o minutos si se inhalan, y serían un poco más lentos si la exposición es el resultado de la contaminación de la piel. Pequeñas cantidades son suficientes para que surtan efecto. Son tan tóxicos que normalmente se transportarían en algo herméticamente cerrado y quienes lo apliquen necesitarán ropa protectora.

Todo digno del mejor guión de Hollywood.

Pero, ¿cómo se descubrieron? Esto ocurrió cuando científicos alemanes estaban intentando desarrollar pesticidas. A finales de la década de 1930, el doctor Gerhard Schrader estaba realizando una investigación sobre pesticidas eficaces basados ​​en la unión de organofosforados. Durante el desarrollo de uno de sus experimentos con el agente conocido como tabún se derramó una gota que hizo que el personal de su laboratorio desarrollara síntomas de intoxicación. Experimentos posteriores con animales mostraron que la exposición al vapor del tabún resultaba fatal, así que se desestimó su uso como pesticida.

Sin embargo, el Tercer Reich ordenó que cualquier sustancia que pudiera resultar de importancia militar debería notificarse al gobierno de manera clasificada. A fines de 1937, el tabún se reconoció como el primer agente nervioso. En 1938, el Dr. Schrader también desarrolló el tristemente famoso gas sarín, nombrado así por aquellos que jugaron un papel decisivo en su desarrollo, los doctores Schrader, Ambrose, Rudringer y Vander Linde. Durante la Segunda Guerra Mundial se produjeron entre 5 y 10 toneladas de este gas. El somán fue el último agente nervioso en ser desarrollado por los alemanes. Su síntesis se produjo en 1944 por el Dr. Richard Kuhn. Los alemanes no llegaron a desarrollar instalaciones de producción de somán, porque al acercarse el final de la guerra, las instalaciones de investigación y producción alemanas fueron capturadas por las fuerzas aliadas. Una curiosidad: la existencia de estas instalaciones reveló los nombres en clave de estos gases (GA, GB, GD, que representan tabun, sarin, y somán, respectivamente), fueron estandarizados por los aliados. La «G» en estos nombres de código simplemente significa “alemán”. Y por cierto, la razón por la que nunca hubo un agente de GC fue porque curiosamente este era el código médico para la gonorrea.

Después de la guerra mundial, se iniciaron análisis rápidos y ensayos de antídotos, ya que se avecinaba la guerra fría. La producción rusa de agentes nerviosos comenzó 1946. Al otro lado del muro, mientras buscaba un nuevo pesticida para reemplazar al DDT (DicloroDifenilTricloroetano) en 1952, el científico británico, Dr. Ranajit Ghosh, sintetizó un compuesto que enseguida resultó tóxico para los mamíferos. Esta sustancia fue enviada a la Estados Unidos para la producción y codificado VX. Más tarde, en 1960, una planta de producción para VX se estableció en Newport, Indiana. En 1968, VX se filtró de un tanque de pulverización aérea y flotó sobre los límites de un Estados Unidos base militar en Skull Valley, Utah, matando aproximadamente 6000 ovejas. En 1969, el presidente Nixon emitió una orden ejecutiva deteniendo la producción y desarrollo de armas químicas.

Y esa ha sido la historia hasta el día de hoy.

Otros venenos

https://www.dw.com/en/spy-assassinations-the-top-5-deadly-poisons/a-42909685

Varios artículos fáciles sobre agentes nerviosos

https://www.bbc.com/news/health-43328976

https://www.bbc.com/news/world-europe-43377698

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